Verruga
(Papiloma)
Este
mediodía mi esposa y yo fuimos a recoger a Pinchi, nuestro Pinscher
Miniatura,
un dobermann a escala 1:50.
El
pobre cachorro que aun no tiene 4 meses de edad, tuvo que ser
internado en la clínica veterinaria para ser intervenido de una
especie de verruga que le había aparecido en su cuello, a la altura
de nuestro esternón izquierdo, y
que en
nuestra posición de principiantes y no veterinarios,
inicialmente se nos apareció como
una pequeña herida hasta
confundirla con ampolla.
Evolucionó
desde una especie de pequeña postilla, similar a las que dejan los
granos de mosquito cuando te los rascas constantemente, para ir
aumentando su tamaño hasta llegar a confundirla con una garrapata
sin patas. En algún momento llegue a pensar en una verruga pero me
pareció una posibilidad a descartar pues desconocía que pudiesen
afectar a cachorros tan jóvenes.
Después
de investigar en internet para intentar descubrir que era aquella
especie de quiste que le estaba creciendo al cachorro, terminé con
más confusión de la que tenía, así que decidí acudir a nuestro
veterinario del barrio para preguntarle si era necesario dar algún
medicamento, vacuna o necesitaba una operación para retirar aquél
extraño bulto.
Tras
hacer una inspección ocular y palpar aquella protuberancia que
parecía crecer por momentos y ya estaba empezando a causarle
malestar a Pinchi, presionó repetidamente sobre el quiste para
intentar que saliese algún líquido o sangrase pero solo consiguió
que en la superficie de la verruga, antes de color naranja liso,
apareciesen unas ramificaciones rojas.
Y
aunque quizá era esa su intención cuando presionaba sobre la
verruga para que ésta adquiriese un aspecto amenazador, no quiero
acusar a nadie aunque es lo más probable, al día siguiente a
primera hora estaba en el veterinario para que operasen la verruga.
Le
había llevado en su caja de transporte azul, en realidad es la caja
común de todos los bichos que habitan en nuestra casa y que utilizan
según sea necesario. Allí quedó todo: cachorro, cartilla, caja de
transporte y un pedazo de mi corazón.
El
veterinario no se encontraba en la clínica, así que tuve que dejar
al desvalido cachorro esperando a que regresara el doctor para
iniciar la intervención. Las ayudantes me despidieron con la promesa
de llamarme en cuanto llegara el veterinario y antes de iniciar la
operación.
Ayer
me llamaron, un día después de haber dejado al inocente y algo
revoltoso perrito, pues como comentó el veterinario a mi esposa
cuando ésta le telefoneó para interesarse por el intervenido, el
doctor estaba inventando algún artilugio para evitar que Pinchi
volviese a rascarse la sutura, ante el más que probable segundo
intento por quitarse los puntos.
Cuando
finalmente llegamos, después de unas cuantas equivocaciones en aquél
polígono industrial, creo yo que motivadas por los nervios, nos
encontramos con una confusión de perros y amos. Perros y humanos de
todas las razas y colores, con peinados y hechuras corporales en
perfecta conjunción.
Una
de las ayudantes que nos recibió me dijo que el cachorro estaba bien
y que la verruga que le había quitado era una verruga cancerígena.
Me
alegré de haberle llevado al veterinario y de que todo hubiese
salido bien.
Cuando
nos sintió llegar, Pinchi estaba sacando el hocico por la caja de
transporte y ladrando, que alegría.
Eso
sí, durante unos 10 días tendrá que seguir con el collarín
de cartón
en su cuello.
Pero con collarín o sin él el continuará con su mismo carácter
juguetón.
Si
tienes un animal cuida de él como si fuera tu hijo, a fin de
cuentas, para él, tu eres su padre.
Salud
y Suerte!