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jueves, 20 de febrero de 2014

Trastornos en el comportamiento animal: MI PERRO-GATO



  Este episodio de mi vida en compañía de mis 5 mascotas, si sois seguidores de mi blog sabréis que son, por antigüedad, 2 gatos, 2 tortugas (jabutis) y un pinscher enano, viene a añadir otro personaje más a nuestra ya numerosa familia. 
  En esta ocasión se trata de otro gatito de unas 2 semanas que hace 4 días apareció sin que nadie le llamara. Se presentó delante del plato de la comida de los gatos situado justo en la puerta entrada de nuestra casa mientras nosotros desayunábamos.
 De repente oímos como Pinchuco gruñia nervioso y corría de un lado a otro. Respuesta exactamente igual a la que la noche anterior nos había despertado mientras se enfrentaba a un Mucura, amenazando, con el corazón latiendo a 20000 pulsaciones por segundo, al pobre marsupial amazónico. 
  Se formó tal escándalo que logró despertarnos y nos hizo levantar a ver que le pasaba al "jaleante", como gusta de llamarle a mi esposa. Ella fue quién vio la zarigüeya arrinconada en una esquina de nuestro jardín.


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  Pero a lo que ibamos.

  Decía que se había presentado, el gatito, como si no quiere la cosa y sin que nadie le hubiese invitado a la fiesta, en medio del alegre festín que tienen por costumbre regalarse nuestras mascotas mamíferos en la hora primera de la mañana. Parece como si quisieran compartir con nosotros la experiencia del desayuno.

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  Bueno, el caso es que la relación de Pinchi y Panchito se ha vuelto, yo diría, demasiado cordial y se pasan todo el día persiguiéndose y corriendo por la casa mientras el gato sube por las sillas y mesas. A continuación, los 2, Pinchuco y Panchito se encaraman en el sofá para intentar, éste último, huir por la ventana, claro, si está abierta. Si no, empiezan con la sucesión de amagos de modiscos de Pinchuco a Panchito que acaban cuando yo me enfado con los 2 y grito, ¡Kampora!.  A Pinchuco le falta tiempo para bajar atropelladamente del sofa dando un saltito muy gracioso, aunque no tanto como el que, a lo Sergei Bubka, le encarama encima del sillón . Parece que tuviese un potente muelle en las patas.


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  Pues el caso es que con la novedad del minino recién llegado, parece que la confusión de sus traumas infantiles se le han hecho permanentes y se sigue creyendo más gato que Silvestre, el lindo gatito de Piolín. Perro-gato le llamo yo cuando, en sus  alocadas carreras detrás de Panchito para encaramarse a lo más alto del sofa y vernos comer desde más cerca, se desplaza con agilidad felina de un lado a otro del mullido respaldo. 

  En otras ocasiones se llegan a abrazar y dan la sensación de estar danzando para el baile de los cisnes.

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  ¡Ya no sé que pensar!

  ¡Salud y Suerte!


PD: Al cierre de estas líneas tenemos que lamentar la pérdida de nuestro recién llegado, EL GATITO SIN NOMBRE. Tan inesperadamente como llegó, deleitándonos durante 3 días con su compañía, ayer nos dejaba en brazos de Waneska. Un múltiple y fatal fallo orgánico le privó de su joven vida. 


lunes, 17 de febrero de 2014

El gato y su pata

Inteligencia felina

Acciones tan celebradas en un bebé como el uso de la cuchara cuando practica por primera vez el acto social del cuchareo, sin lugar a dudas uno de los primeros actos que lo distinguirá como ser inteligente y, precisamente, uno de los que le diferenciarán como especie, se produjo no hace muchos días delante de mis narices. 



    Lo más curioso de todo es que en esta ocasión no se trataba de un ser humano con pañales como cabría suponer, no, el espécimen hacedor de este prodigioso acto, no era otro que nuestro "irracional" minino.
    Nunca he dudado que los animales son tanto o más inteligentes que el ser humano, de hecho, fíjate si has encontrado alguna vez a un gato trabajando en una obra, delante de un ordenador o cavando la tierra para conseguir alimentos. De ninguna manera.
    Ellos son mucho más listos y piensan que para que van a trabajar si tienen a ese pobre humano que le tiene a cuerpo de rey.
    Me dan de comer sin que tenga hacer ningún esfuerzo ni en pedirlo, me acomodan en el sofá como si fuera el señor de la casa y además puede tomarse la libertad de hacer "lo primero" y "lo segundo" por dónde quiera que ellos ya se encargan de recogerlo y le "enseñarán" a hacer sus cosas en una caja con serrín... Uy que lástima, se le habrá olvidado al michino, se dirán, esos días en que no me dé la gana ir hasta ese humillante recipiente a la vista de todos y sin nada de intimidad.

    ¿Os podéis imaginar a quiénes razonarán que la inteligencia es solo humana?

    ¡Salud y Suerte!

viernes, 8 de noviembre de 2013

Zorro, supuesto asesino.

-Mira, mira, un gato, qué tranquilo, -me dice Waneska.
-No, no es un gato, parece un perro de raza..., ¿de raza?, ¿de qué raza?.........aunque en verdad tiene pinta de... (no, debo estar equivocado, no puede ser un zorro, ¿un zorro en Brasil y en medio de la ciudad y entre la gente?, no, no es posible).
-Ni un perro ni un gato amor, es un raposo, jeje.
-Es verdad, ya me parecía a mi que tenía una cola enorme, típica de zorro. ¿Y qué cojones hace un zorro en medio de Palmas?
-Pues hay lo tienes, tan tranquilo.

Hace una hora acabamos de ser testigo auditivos de lo que bien prodria haber sido una cacería en el Serengheti. Actores del "documental sonoro", un raposo que previamente al hecho había pasado delante de nosotros dos, Waneska y un servidor, y de los demás clientes de la terraza en la que estábamos tomando un refresco, y un gato, identificado éste por los ensordecedores y trágicos maullidos que profería durante el crimen, momento del supuesto asesinato. El escenario de la batalla: la plaza de los Girasoles de Palmas, centro neurálgico laboral y de ocio de la ciudad en donde, además de un parque verde por donde pasear, se  encuentran los edificios de las secretarías más importantes y significativas del estado de Tocantins.
Previamente al crimen y mientras el raposo se pavoneaba delante de nuestras narices, momento en el que intenté intimar con él haciéndole gracietas con silbidos, respondidos con un giro de cabeza mientras se detenía, y chistándole para atraer su atención, a decir verdad sin mucho éxito, me acerque a un vendedor de palomitas que daba la impresión de conocerlo por cuestión de la proximidad de sus respectivos lugares de trabajo.
El vendedor de palomitas, llamado pipoqueiro por estos lares, me habló de los antecedentes familiares del raposo, sin ni siquiera imaginarnos que pocos minutos más tarde se convertiría en supuesto asesino.

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Salud y Suerte!

martes, 5 de noviembre de 2013

Mascotas y Medicamentos

La manera infalible de que tu mascota tome su medicina

    Después de mucho "ponte bien y estate quieto", al final, he conseguido filmar el proceso de "hacer tragar" la pastilla que le recetó el veterinario: un complemento vitamínico junto con una ayuda para que no se formen piedras en su riñón y pueda orinar correctamente.
    Pues sin más dilación quiero compartir con vosotros un vídeo en el que muestro la forma de hacerle tomar su medicamento en forma de comprimido.

Nota: El método mostrado es aplicable, como vemos en el vídeo, tanto a gatos como a perros. Asimismo el medicamento de igual forma puede ser capsula, pastilla y hasta jarabe, con la diferencia de que este último se aplica con una jeringuilla, sin aguja por supuesto, por la comisura lateral de la boca.




    Estoy seguro de que este método os solucionará el duro trance de medicar a vuestras mascotas.

¡Salud y suerte!

domingo, 3 de noviembre de 2013

Pastores alemanes: Perros Guardianes

     En la primera imagen vemos una instantánea en la que se muestra la fiereza del ataque de estos 2 pastores alemanes.
        La imagen está tomada en el pueblo de Penagos en Cantabria, España, en el lugar dónde se sitúa una alambrada que separa 2 propiedades rurales. 
    Estos simpáticos canes me deleitaron un buen rato con sus piruetas y muestras de sus colmillos amenazadores.
    Pero todo de boquilla, la sangre no llegó al río.
       
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    Este es el vídeo completo del habitual episodio entre juego y pelea que sucede con bastante frecuencia entre ambos guardianes. 


jueves, 29 de agosto de 2013

Una imagen vale más que 1000 palabras

     
  El sabio destino a querido que el otro veterinario, aquél al que hace unos días llevé a Panchito cuando tuvo un calculo en su uretra y que le impedía al orinar, ese al que espeté cuando estaba martirizando al pobre minino: "Joder doctor, si yo fuese gato también gritaría"hoy no se encontrase en la clínica, por fortuna tuvo alguna urgencia.

   Así que inmediatamente nos dirigimos a la clínica ARCA, aquella dónde operamos a Rafael, para que reconociesen al michino porque algo le sucedía, pues estaba orinando sangre. 

  Y hoy ya podemos sentirnos tranquilos, cuando hemos ido a verle a la clínica , Panchito ya ha vuelto a ser el que era

   Una chica de las que trabaja allí nos recibió amablemente y enseguida nos encaminó para que hablásemos con la doctora.  Ésta nos explicó que el gato debía ser sometido a una radiografía abdominal para comprobar que no tenía mas cálculos en el riñón o en la vejiga.          Entre tanto le aplicó 2 inyecciones para tranquilizar a Panchito.

   Después de las explicaciones, tampoco es que hubieran hecho falta, volvimos a dejarlo en la clínica. 

   Previsiblemente, y si no existían otras complicaciones, solo permanecería un día. 

   Por la mañana del día siguiente, antes que otra cosa, fuimos a visitar al paciente, era una necesidad ver cómo evolucionaba. 

  ¡Joder que alegría!, menudo cambio de carácter se había producido en el bichiño. 

  Me acerque a la jaula en la que se encontraba. 

  Estaba tumbado con una sonda colocada en la pata derecha, tranquilo, como si estuviera de vacaciones en un balneario.

  ¡Ay cuando me vio! 

  Le faltó tiempo para venir a olerme mi mano, le pareció que era yo pero se acercó para cerciorarse y reconocerme. Empezó a contonearse como una bailarina india intentando hacerme ver que se encontraba bien. 

  Se acercaba al plato de comida, comía unas bolitas, y regresaba para que viese que se portaba bien y comía. La misma demostración con el agua, como diciendo: 

"Papá, ¿ves como me alimento con mis bolitas y bebo agua?, llévame a casa que me voy a portar muy bien".

 La doctora abrió la jaula y el espectáculo de mimos y pruebas de salud se multiplicaron.

 Ni siquiera hizo intentos de huir de su celda, solo deseaba mostrarnos que podíamos  llevarlo con nosotros.

 Por recomendación de la doctora, aun le dejamos en su celda para que terminara de restablecerse y ya por la tarde, a eso de las 4, nos telefonearían.

  Efectivamente, esa misma tarde nos telefonearon para que recogiésemos a un renovado y restablecido Panchito .



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Una imagen vale más que 1000 palabras

  Al regresar a casa, se hizo la fiesta.

  En cuanto Pinchuco se percató de la presencia de su hermano sintió tanta alegría que casi se le come a besos. 

 ¡Lametones, lenguetazos, mordiscos, abrazos!, sí, abrazos también (prometo tomar la foto), por que era el regreso de su colega de aventuras.


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                                               Este es Pinchuco, nuestro juguetón Pinscher enano


  El consejo de hoy, también aprendido por la experiencia, es que no escatiméis dinero en cuidar a vuestra mascota.

  Nada de disfraces y chorradas de ropitas, zapatitos o artículos chic ridículos, que les hacen parecer bufones de la corte. 

   Esas pijadas no van a mejorar su calidad de vida y sí les va a molestar. 

   Procurad que dispongan de una alimentación sana de calidad y los cuidados veterinarios precisos.

   Además de vuestro respeto y cariño ellos solo necesitan eso tan simple.


  Pues hasta la próxima aventura.

  ¡Salud y Suerte!
             

viernes, 23 de agosto de 2013

"Mea Culpa": Panchito no puede orinar (2)

Mea Culpa

    Y al final está pasando lo que tenía que pasar. Y todo por mi culpa, por querer compararme al veterinario que no soy, actuando como un "vulgar curandero" de animales.

    Ayer ya me acosté intranquilo cuando Panchito se empezaba a lamentar. A las 3 de la mañana, hace escasas 3 horas, desperté y ya no puede volver a conciliar el sueño. Continuamente escuchaba sus casi inaudibles quejidos, una especie de susurros que ni siquiera alteraron a Pinchi.

    Ahora estoy con cargo de conciencia y aterrorizado mientras escucho sus lamentos de dolor. Unos lamentos que me transmiten lo precaria de su situación y los dolores que esta sufriendo por los cálculos que obstruyen su vejiga.

    Mientras esperamos a que llegue la hora en que esté abierto la clínica veterinaria, aun más de 2 horas, Panchito arrastra su hinchazón por todos los rincones del pasillo, mientras deja escapar sus sonoros lamentos que me encojen el corazón.

    Cuando consigo crear coraje y salir al pasillo de los lamentos, ya es la hora de ir al veterinario.
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    ...30 minutos después regreso del veterinario:

    -Allí hemos dejado al pobre gato, asustado y en estado de shock. 

    -Tendrá que sedarle y ponerle una sonda, después dieta durante el tiempo de convalecencia. 
          - 8.30 de la mañana y ya estábamos de vuelta en casa.

    Ansiosos por recoger a Panchito, a las 16:30 regresamos a la clínica. El doctor nos mostró al paciente  y nos informó de la imposibilidad de sondarle. Decidimos esperar.

   En el suelo, dentro de su caja transportadora, estaba, medio anestesiado por el sedante que le había administrado para calmarle los dolores que le producían los espasmos.  
    Puso la caja sobre la camilla metálica y decididamente la abrió para sacar al gato. Parecía una alfombra de piel. Inerte. Como muerto.
    Lo estiró sobre la fría camilla y, parsimoniosamente, inició las tareas de inmovilización, usando para ello cuatro vendas, blancas, pero sucias. Y es que éste debía ser, al menos, su 2º uso. 
      Lenta y automáticamente, con un perfecto y estudiado método, le fue atando las patas, las delanteras por separado y las traseras en un solo ramillete, a la estructura inferior del mueble.
      Seguidamente fue despojando al paciente del abundante pelo existente en las patas para colocarle una sonda...miaauuuu!, una sonda...miauuuuuuuu!, una sonda...miauauauauuuuuuu!, desistió de la pata derecha, en su pata izquierda. "Joder doctor, si yo fuese gato también gritaría".
      Al 4º intento y en la pata izquierda, acertó a poner la banderilla a la primera.

     Menos mal que Waneska estaba allí para transmitirle buenas vibraciones a Panchito, para que no se sintiera solo. Por que aun quedaba lo peor, que también para Panchito.

     Cuando regresé estaban los 3 sobre el gato, el doctor supervisaba y las dos ayudantes, una levantaban la cola, y la otra agarraba del pene al gato presionando para intentar introducir una aguja por el meato urinario del bicho. ¡Qué dolor!

     Observé como le retiraban el cálculo, en forma de diamante negro por la sangre coagulada, cuando, después de varios intentos infructuosos, consiguió introducir una cánula por la que introdujo el contenido de una jeringuilla que supongo contendría algún producto para romper aquél cálculo.
      La presión del doctor hizo el resto, agarró al gato por la zona del estómago y la vejiga y comenzó a estrujarlo como si de una bota de vino se tratara. 
       
        Y Panchito orino y orino...más de 1 litro, primero orina sucia de sangre y ya después amarilla tirando a clara.

          -Al regresar a casa, Pinchuco loco de contento, no sé si por recuperar la caja o por el regreso del hermano, la estampa quedó bien distinta. 


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          Parece un herido en combate, y no es para menos.

         Antes que otra cosa pediros que por favor no cometáis el mismo error, no permitáis que vuestra mascota sufra sin necesidad y todo por pensar que no es necesario acudir al especialista, por que tu crees que con una aspirina se va a sanar.

    Ahora solo me queda esperar que todo acabe bien. Y recordad que se trata de nuestros hijos adoptivos.

    Llevad a vuestra mascota al veterinario.

    ¡Salud y Suerte!

Mascotas Caprichosas